Los Carmelitas descalzos somos comunidades fraternas, orantes y apostólicas, queremos vivir el don del Espíritu Santo que recibieron Santa Teresa y san Juan de la Cruz para fundar una nueva familia religiosa unida al viejo tronco del Carmelo, los “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”. De ellos recibimos la índole mariana y bíblica de nuestra vocación que conforman una de las más antiguas y sólidas tradiciones espirituales de la Iglesia. La Virgen María es para nosotros Madre y Patrona, ejemplo vivo de vida interior y unión con el misterio de Cristo; el profeta Elías, representante de la mejor tradición bíblica, es el modelo del que contempla al Dios vivo y presente en la historia y se abrasa en el celo de su gloria. Con él, nos sentimos escuchantes y proclamadores de la Palabra de Dios.
Los Carmelitas prestamos a la Iglesia no sólo el servicio de la oración y la vida común, sino también el apostolado de la espiritualidad y cualquier otro que pudiera pedirnos la Iglesia y para el que estemos capacitados. Atentos siempre a lo que la Iglesia nos pida de acuerdo a nuestro carisma, y las necesidades que pueda tener la misma, convencidos de que los cristianos actuales y futuros no serán tales sin una fuerte experiencia personal de Dios vivo, a través de la oración y de una auténtica fraternidad.